Imagina que estás durmiendo en cama y de pronto te despiertan las ganas de ir al baño. Descalzo y en plena oscuridad, sales de la habitación y, al caminar, tu pie choca con uno de los muebles del pasillo…
¿Qué harías para aliviar el dolor?
¿Utilizarías una compresa fría?, ¿una caliente?, ¿ambas? Y si usaras las dos, ¿por cuál comenzarías? ¿Por qué?
Para tratar una lesión, a veces se recomienda aplicar frío, algunas otras calor, e incluso a veces ambas. Pero, ¿cómo distinguir cada caso? Aquí te decimos.
Conoce el poder sanador de la temperatura
Desde hace mucho tiempo, se ha sabido que el frío y el calor pueden ayudar a aliviar ciertos dolores en el cuerpo.
La terapia en la que se aplica frío se llama ‘crioterapia’, mientras que la que utiliza el calor es conocida como ‘termoterapia’.
Ambas funcionan, y ambas han ayudado a aliviar molestias. Sin embargo, hay que tomar ciertas precauciones.
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El frío y el calor alteran la sensibilidad y pueden provocar quemaduras. No deben colocarse directamente sobre la piel y hay que revisar la zona afectada.
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Ambos son una parte complementaria de un tratamiento. Sin importar si se usa calor o frío, siempre será importante consultar a un médico y a un fisioterapeuta.
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Tanto frío como calor pueden administrarse por diversas vías. Pueden usarse compresas, en seco, mediante bolsas de agua o en sacos de semillas.
Todo lo que debes saber sobre la terapia con frío
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¿Para qué se usa? Para aliviar el dolor (luego de un traumatismo), aliviar la sensación aguda de dolor, adormecer la articulación, reducir la inflamación y reducir el espasmo muscular.
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¿Cómo se aplica? Entre 10 y 30 minutos de forma discontinua cada 2 horas.
Aplicar frío en casos de…
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Traumatismo (lesión en tejidos o huesos por factores como un golpe, una caída o una torcedura).
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Hematoma (o ‘moretón’, ocurre cuando hay un sangrado debajo de la piel debido a un traumatismo).
- Esquince (estiramiento o rasgadura de los ligamentos).
- Tendinitis (inflamación o irritación de un tendón).
- Bursitis (inflamación de la bolsa que contiene el líquido que amortigua las articulaciones).
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Calambre después de un entrenamiento físico (para aliviar músculos y articulaciones).
- Algunos dolores de cabeza (como migraña o dolores tensionales).
No aplicar frío cuando...
- Inmediatamente después de realizar actividades físicas.
- En caso de infección.
- Si hay hipersensibilidad al frío.
- Si la zona está adormecida.
- Cuando el dolor o la inflamación están relacionadas con algún nervio.
- En caso de enfermedad vascular (mala circulación, lesiones en vasos sanguíneos o coágulos de sangre).
- Si hay una herida abierta o que aún no termina de cicatrizar, o en piel estirada, ampollada, quemada o delgada.
Lo que necesitas saber sobre colocar calor en una zona dolorida
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¿Para qué se usa? Actúa como un relajante, aumenta la circulación, reduce el dolor muscular y articular, y alivia dolores en los que no hay inflamación en la zona.
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¿Cómo se aplica? Entre 10 y 30 minutos de forma discontinua cada 2 horas.
Aplicar calor en casos de…
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Lesiones musculares (dolencias que varían en gravedad y que son frecuentes después de una rutina de ejercicios, como contusión, calambre o distensión).
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Dolor articular (cervical, lumbar, artrosis de rodilla).
- Dolor por el periodo menstrual.
No aplicar calor cuando…
- Si la temperatura del cuerpo es alta debido a una fiebre o fatiga por calor.
- Si existe inflamación en la zona.
- En caso de hemorragia.
- Si la zona presenta infección.
- Si hay tumores malignos.
- En casos de hipertensión (esto debe considerarlo un experto).
- Si la zona está adormecida, tiene una herida abierta o presenta una quemadura.
¿Cuándo se utilizan terapias de Frío y de calor?
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¿Para qué se usa? El frío ayuda a disminuir la inflamación y el dolor, mientras que el calor aumenta el flujo sanguíneo.
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¿Cómo se aplica? El frío actúa como relajante muscular a corto plazo, pero a mediano y largo es mejor el calor.
Aplicar frío y calor en casos de…
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Una lesión que implique inflamación, hinchazón y dolor (aplicar frío durante las primeras 72 horas y, si los síntomas se reducen, entonces aplicar calor; si continúa el dolor y la hinchazón, es preferible retomar el frío).
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Una distensión muscular (más conocida como ‘tirón’) al practicar algún deporte (aplicar frío en el momento, pero más tarde optar por el calor para que tenga un efecto relajante más duradero).
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Una contractura muscular (el frío puede aliviar y luego el calor producirá una sensación más agradable y duradera).
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Dolor crónico (malestares que tardan en manifestarse y puede empeorar con el tiempo, cualquier tipo de artritis, fibromialgia o esclerosis múltiple).
- Dolor en zonas como cuello, nuca y manos.
El mejor método para sanar el dolor
Como puedes ver, existen lesiones cuya recuperación avanza mejor con el frío, otras con el calor y algunas más con ambas. Lo importante es saber distinguirlas.
Cuidar tu cuerpo es mucho más sencillo con un poco de información. Calor y frío sirven, pero para distintas cosas. Y aplicarlas sin la debida precaución puede agravar el problema.
Como siempre, te recomendamos también apoyarte siempre con un profesional de la salud, quien puede valorar tu caso y darte la mejor asesoría.