Artritis, esclerosis múltiple, artrosis, fibromialgia… Todas son enfermedades de origen distinto, pero con un mismo hilo conductor: el dolor. Sin embargo, no tiene por qué impedirte vivir al máximo.
Existe una amplia variedad de actividades y ejercicios que podrían ayudar a quienes padecen dolor crónico a llevarlo de la mejor manera posible. Te mencionamos algunas a continuación.
Recordemos que el ‘dolor crónico’ se caracteriza por estar presente en padecimientos que tienen una amplia duración, tardan en manifestarse y podrían empeorar con el tiempo.
Esa es la diferencia con el llamado ‘dolor agudo’, el cual aparece tras algún malestar que ocurre de manera repentina, como un golpe o una caída.
Por supuesto, antes de iniciar cualquier tipo de actividad relacionada con tu bienestar, es importante apoyarte con un experto en la salud para que pueda asesorarte sobre aquellas actividades que puedes o no realizar, para prevenir lesiones.
De la mano de una dieta balanceada, el ejercicio es una de las fuentes universales de bienestar. Practicarlo puede ayudar a reducir el dolor crónico y a mejorar tu calidad de vida en general. Considera las siguientes opciones:
Un fisioterapeuta puede guiarte en cuanto a ejercicios específicos según tu padecimiento y tipo de cuerpo, ya sea aeróbicos, de fortalecimiento y/o estiramiento.
Es una de las prácticas milenarias que han sido traídas a Occidente debido a su efectividad.
El yoga, enfocado en la salud, trabaja con posturas físicas, realiza ejercicios de respiración y se apoya en la meditación para mejorar la salud general.
Por su parte, el tai chi se inspira en las tradicionales artes marciales chinas y trabaja con una serie de posturas o movimientos de manera lenta y controlada, acompañado de una respiración profunda.
Sin importar cuál elijas, ten mucha paciencia contigo, cuida tu cuerpo, déjate guiar por los expertos y utiliza siempre el material y vestuario adecuado.
Cuando una parte del cuerpo presenta alguna molestia, se envía una señal de dolor hacia el cerebro. ¿No sería fabuloso que existiera algo que bloqueara esa señal?
Pues de hecho sí existe. Se llama electroestimulación nerviosa transcutánea y también se le conoce como TENS. Mediante electrodos que se colocan en el cuerpo, se aplica energía eléctrica que ayuda a aliviar la sensación de dolor.
La meditación es un proceso mental para entrenar tu mente para obtener un mayor equilibrio mental, físico y emocional. Puede ayudar a eliminar el estrés, fortalecer el sistema inmunológico y aumentar la concentración.
Cualquiera puede meditar y no se necesita ser un experto. Sólo es importante estar consciente de la respiración, poner atención al cuerpo, repetir algún mantra (palabra o frase que te dé tranquilidad) y estimular los sentidos (leer, reflexionar, escuchar música, juegos de destreza).
Aquí te contamos más sobre cómo la meditación puede ayudarte con el dolor crónico.
Esta palabra significa “atención plena” y combina métodos de respiración, visualizaciones guiadas y otras prácticas para relajar mente y cuerpo. Puede servir para controlar la ansiedad, dormir mejor y desarrollar la inteligencia emocional.
Consiste en estimular los sentidos, respirar profundamente, permitir que los sonidos fluyan, observar el entorno y apreciar los detalles, o incluso al saborear algún alimento y centrar tu atención en ello.
Ciertamente, habrá momentos en que el dolor crónico estará más presente que nunca. En situaciones de este tipo, siempre será útil refugiarse en el amor propio y el de los seres queridos, respirar, hablar con tu cuerpo y confiar en que pasará pronto.
Además de lo anterior, un experto en salud mental puede acompañarte durante este proceso, tanto para identificar las emociones como para saber qué hacer con ellas. Pedir ayuda es un gran acto de amor. Date la oportunidad de apoyarte en quienes saben cómo hacerlo.
La gran oradora estadounidense Louis Hay decía que nuestros pensamientos se reflejan en la salud de nuestro cuerpo. Por ello, recomendaba hablar con cada uno de nuestros órganos y abrirnos a escuchar sus mensajes.
Cuando esté ocurriendo alguna molestia física, además de seguir las indicaciones médicas, destina un tiempo para hablar con tu cuerpo y atenderlo con toda la paciencia que puedas. “Escucho con amor los mensajes de mi cuerpo”, sugería Hay repetirnos a nosotros mismos.
En la medida que inicies una nueva relación con tu cuerpo, quizá existan periodos más largos de bienestar. Quién sabe: tal vez al interactuar con tus órganos concluyas que es mejor poner menos atención a cosas que no lo merecen… y eso también puede ayudarte contra el dolor.
Como puedes ver, existen muchas alternativas mediante las cuales hacer frente al dolor crónico.
Desde actividades físicas hasta intelectuales y psicológicas, la idea es ocupar tu mente y no concentrar toda tu atención en las molestias que, aunque claramente están presentes, no tienen por qué detenerte.
Libera todo tu potencial y distingue todo un mundo de posibilidades más allá del dolor. Te sorprenderá lo lejos que puedes llegar.
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