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El modo en el que respiras puede afectar tu rendimiento deportivo ¿lo sabías?

Respirar es mucho más que la entrada y salida de aire. Y aunque los seres humanos estamos acostumbrados a este proceso desde el nacimiento, lo cierto es que hemos tenido que reaprender a hacerlo.

El más claro ejemplo ocurre al practicar ejercicio o realizar alguna actividad física o disciplina que implique estados profundos de relajación, en los que respirar como un ejercicio consciente es una pieza clave durante estos procesos.

Según las distintas disciplinas deportivas, se requiere de un tipo distinto de respiración, lo cual varía según el esfuerzo físico requerido. A continuación, te mostramos algunos ejemplos.

El proceso de respirar y su importancia en el ejercicio

La respiración es el resultado de un complejo trabajo que realizan los pulmones y el aparato respiratorio. Respiramos unas 25 mil veces al día, un proceso que consta de dos fases:

  1. Inspiración: En esta fase, el cuerpo permite que el aire fluya hacia los pulmones. Los músculos intercostales y el diafragma se contraen, lo cual permite que el aire penetre en los pulmones.
  2. Expiración. Consiste en la expulsión de gases de los pulmones. Durante esta fase, los músculos utilizados para la inspiración se relajan.

A pesar de ser una práctica casi instintiva en el ser humano, la respiración es uno de los procesos más descuidados al realizar determinada actividad física.

La respiración y el rendimiento deportivo

En las actividades físicas, se utilizan diferentes tipos de respiración, según la capacidad del tórax y la condición de los músculos respiratorios y los músculos abdominales.

Para lograrlo, se requieren de dos aspectos igual de importantes: una buena capacidad pulmonar y una buena respiración. Respirar es la base de un buen rendimiento deportivo.

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En reposo, el cuerpo respira entre 12 y 15 veces por minuto. Pero al practicar un ejercicio muy intenso, esta frecuencia puede llegar a entre 40 y 50 respiraciones por minuto.

La respiración aumenta para permitir que haya más oxígeno en el organismo. De esta manera, se incrementa la producción de energía indispensable para el ejercicio físico.

Ejemplos y recomendaciones

Durante la práctica deportiva, la concentración suele enfocarse más en el esfuerzo que en la respiración como tal. Por ejemplo, al inicio del ejercicio, hay que relajar el abdomen y poco a poco hincharlo, para que el diafragma se abra y absorba la mayor cantidad de oxígeno.

Respiración durante un ejercicio lento

La respiración más adecuada sería por la nariz. De ahí que disciplinas como el yoga, la meditación e incluso los pilates sigan esta línea.

Al inhalar por la nariz y exhalar por la boca, las costillas se abren y la columna vertebral se alarga para llenar los pulmones de oxígeno al máximo.

La respiración debe ser en todo momento lenta, continua, consciente y acompasada con el movimiento que se realiza.

Respiración durante un ejercicio rápido

Y en el caso de un ejercicio de rapidez, donde la cantidad de aire es mayor, debe respirarse por la boca.

Un claro ejemplo es la natación, uno de los deportes más completos que existen. En corredores, marchistas y nadadores, la respiración debe ser regular, no forzada y rítmica. Y en general, la espiración debe ser más larga que la inspiración.

Entre sus ventajas están: ayudar a tener una postura correcta al nadar, tener un mejor rendimiento en los entrenamientos y reducir el cansancio.

La clave estaría en el ritmo. Un buen ritmo de respiración durante el ejercicio contribuye a un equilibrio en la cantidad de aire que entra y el oxígeno que el cuerpo está utilizando.

 

¿Cómo recuperarse tras hacer ejercicio?

Para el cansancio después de hacer deporte, nada mejor que la electroestimulación.

Se trata de una terapia que trabaja con ligeras descargas eléctricas. Utiliza electrodos que se colocan en el cuerpo para diferentes fines. Funciona a partir de dispositivos llamados electroestimuladores. Son seguros, rápidos y confiables.

Backvolt, por ejemplo, es un aparato electroestimulador que contiene tres funciones: Terapia de Electroestimulación Eléctrica Transcutánea (también conocida como TENS), Electroestimulación Muscular (EMS) y masaje eléctrico.

Mientras la terapia TENS ayuda a bloquear la sensación de dolor antes de que la señal llegue al cerebro, la EMS tonifica y realiza contracciones musculares. El aparato incluye varios niveles de intensidad y se adapta según las necesidades del cuerpo.

 

De esta manera, se ayudaría a maximizar el potencial físico y a aliviar dolores físicos y lesiones, mediante un aparato pequeño, práctico y fácil de aplicar. Y al mismo tiempo, les ayudaría a obtener mejores resultados en su desempeño físico, ayudando a definir y tonificar más rápidamente ciertas zonas del cuerpo.

Una correcta respiración, proceso clave durante la actividad física

Como podemos ver, aunque la respiración es un elemento primordial para la vida, es un proceso un tanto olvidado que se da por sentado en algunas prácticas deportivas, ignorando su importancia en el rendimiento físico.

Cuando más sepamos sobre este proceso y su importancia en los deportes, se tienen más herramientas para lograr una buena estabilidad respiratoria durante el ejercicio.

Por fortuna, durante y después de una jornada de actividad física, la electroestimulación puede estar presente. Durante, con EMS; y después, con TENS. El objetivo siempre será tener todos los medios posibles para alcanzar siempre los mejores resultados.

 

Lara M. Castillo

Editora, Redactora, Guionista y Periodista Digital enfocada en temas de Vida y Estilo, Tendencias, Inclusuión, Salud y Bienestar.


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